´¡Feliz día de San Patricio!
"San Patricio, el patrón de Irlanda, fue un gran santo. Se dice que en el 432 d. C. llegó desde el continente a cristianizar la tierra salvaje de Éire, el último territorio europeo antes de ese océano feroz que era el Atlántico. Como los romanos no habían puesto el pie en Irlanda, ya que se detuvieron en Inglaterra peleando contra la reina Boadicea, el pobre Patricio no tenía manera de entenderse con los nativos, y mucho menos de convertirles a la fe de Cristo. Entonces ideó un truco: se fabricó una garrota imponente y, a palo limpio, no dejó una serpiente en toda la isla. Eso pareció conmover los tiernos corazones de los salvajes irlandeses de aquellos años. Pero el milagro no fue suficiente como para que permitieran ser evangelizados.
Patricio se puso a pensar qué hacer y, mientras, observaba con detenimiento a los indígenas para descubrir qué era lo que más les complacía. Y reparó enseguida en que su afición favorita era beber. Pero ingerían unos terribles brebajes producidos por la fermentación de plantas raras que provocaban enormes dolores de cabeza, ataques de locura y, a veces, peleas colectivas en las que intervenían cientos de personas dándose de palos con mazas y bastones.
Y en ese momento cayó en la cuenta de que, en el fondo de su bolsa de viaje, llevaba un alambique fabricado en Europa. Lo sacó, lo puso a calentar y pidió a los nativos que le trajeran granos de centeno. Cuando el licor estuvo listo, lo dio a beber a los naturales. Y éstos quedaron tan encantados que, en lugar de luchar, se pusieron a cantar cogidos por los hombros. Patricio siguió destilando mientras los otros le enseñaban gaélico y bebían y cantaban. Y Patricio bautizó a su bebida como «Uisce Beatha» (agua de la vida), término que se simplificó hasta quedar en «fuisce» y que, con el paso de los años, derivó en whiskey. Luego, los escoceses copiaron la fórmula y le quitaron la «e» al nombre de la bebida, dejándolo en whisky.
Eso sí que fue considerado un milagro
Javier Reverte - Canta Irlanda