Hola Comunidad,
Alan Turin fue un gran científico británico a quien, en parte, le debemos el poder comunicarnos a través de esta vía. Fue un matemático brillante que hizo aportes fundamentales en la victoria de Aliados sobre los Nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Muy recientemente, el séptimo arte ha decidido hacerle un homenaje con la nueva peli del noruego Morten Tyldum, The imitation game, o Descifrando el enigma.
A lo largo de este post, trataremos de descubrir el porcentaje de realidad y de ficción que hay en la película sobre la vida de Turin. IMPORTANTE: Si todavía no la has visto, no sigas leyendo, puede que te la arruinemos.
Al principio de la historia, nos cruzamos con un personaje llamado Robert Nock, un detective que lleva a cabo una investigación sobre Alan Turin en la decada de los cincuentas motivado por la sospecha de espionaje. Finalmente, gracias a este proceso, Nock descubre que Turing no cometía precisamente ese delito, gravemente penado, sino otro un poco más cotidiano, el de indecencia.
Este personaje fue creado por el guionista para poder utilizarlo como hilo conductor de la historia. En realidad, Turing nunca fue sospechoso de espionaje. La justicia británica acusó a Turing de perpetuar actos homosexuales gracias a una denuncia del propio genio, pues este había sido víctima de robo por un amante ocasional. Al contradecirse en la versión de los hechos, los efectivos llegaron a la conclusión de que Turing había quebrantado la antigua ley promulgada por la Reina Victoria en 1885. Varios homosexuales fueron perseguidos y condenados por esta ley, entre ellos Oscar Wilde. La ley fue derogada en 1967.
Sí, la historia lamentablemente es real. El 31 de marzo de 1952 las autoridades británicas llevaron a juicio a Alan Turing por indecencia tras mantener relaciones homosexuales con un chico de 19 años llamado Arnold Murray, 20 años menor que él. Para evitar dos años de cárcel, Turing se sometió de manera voluntaria a la castración química, la cual consistió en un año de tratamiento hormonal con el fin de disminuir la líbido considerablemente, hasta llevar al paciente a la impotencia. Como efecto secundario del tratamiento, Turing desarrolló ginecomastia, o el desarrollo de pechos femeninos.
Luego de un año de tratamiento, el genio matemático decidió terminar su vida ingiriendo una manzana envenenada con cianuro.
La población en general se familiarizó con el nombre del acusado tras el famoso juicio, pero pasarían años para que fuera reconocido por su aporte científico e histórico.
Sí, el verdadero científico conoció a Christopher Morcom en la Escuela Sherbone, una escuela de chicos en Dorset, Inglaterra, a la cual asistió cuando era un adolescente. Los dos en efecto fueron grandes amigos. Compartían cátedra en matemáticas y química. También es cierto que Christopher murió siendo muy joven, víctima de tuberculosis bovina.
Y aunque mantuvo relación muy cercana con su familia tras el deceso, es falso que haya bautizado su máquina decodificadora con el nombre de este entrañable amigo. La máquina se llamó Bombe, y fue diseñada en conjunto con Gordon Welchman, un matemático que no fue nombrado en la película.
Como dato adicional, Alan Turing jamás fue correspondido por Christopher como este esperaba.
Si quieres conocer más detalles sobre la vida y obra de este interesante científico, no puedes perderte la siguiente entrega.
Saludos,
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